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Teletrabajo: Proteger empleos y mejorar la calidad de vida

imagen de hombre cruzado de brazos

El pasado 1 de abril entró en vigencia la Ley N° 21.220, que regula el Trabajo a Distancia y el Teletrabajo en nuestro país, y rápidamente fue puesta a prueba… a una exigente prueba.

Hagamos memoria

Convencidos en potenciar la adaptabilidad en nuestro Código del Trabajo, a comienzos del año 2018 presentamos al Congreso Nacional, el proyecto de ley que buscaba regular de manera clara y expresa en nuestra legislación, el Trabajo a Distancia y Teletrabajo, estableciendo así reglas claras a quienes de facto ya estaban teletrabajando, y por otro lado, incentivar esta modalidad en nuestro mercado laboral.

¿Por qué incentivarla?

Porque el teletrabajo es inclusivo: permite que personas que hoy están fuera del mundo del trabajo puedan ingresar. Hablamos de quienes viven en zonas aisladas, personas en situación de discapacidad, o quienes deben cuidar a un tercero dependiente, tema que en Chile recae en un altísimo porcentaje en las mujeres. Todos ellos, con el teletrabajo, encuentran una alternativa laboral que, de lo contrario, se les hacía prácticamente imposible. El teletrabajo es, además, un tipo de empleo sustentable y moderno, cualidades muy importantes en estos tiempos.

La contingencia

Llevó a apurar el trámite, hasta que se convirtió en ley. Quizás lo primero a destacar es que el teletrabajo en estos tiempos nos ha ayudado -en diversos ámbitos- a mantener nuestro país funcionando, a empresas operando y -fundamentalmente- ha ayudado a conservar empleos y, en consecuencia, las remuneraciones de nuestros trabajadores. Desde esa premisa, no podemos sino estar muy conformes con tener una ley que hoy lo regule y establezca un marco normativo claro que proteja a los trabajadores.

¿Qué dice la ley?

En síntesis, establece que el teletrabajo es un acuerdo entre las partes; de modalidad flexible, vale decir, que permite compatibilizar el trabajo presencial con el trabajo a distancia; y en el que se puede conservar la jornada de trabajo tradicional, o se puede establecer un horario flexible, con un mínimo de 12 horas continuas de desconexión que deben ser garantizadas por el empleador, lo que constituye una importante innovación, no solo en nuestro país, sino que en Latinoamérica. Además, regula que serán de cargo del empleador los costos asociados a dicha modalidad, por ejemplo, el pago de internet.

Factores externos

No podemos omitir que la marcha blanca de la Ley no se da en las condiciones más idóneas. Hay muchos factores externos que influyen para poder desarrollar el teletrabajo de la mejor manera posible. En primer lugar, porque ni empresas ni trabajadores estaban preparados para implementarlo. A esto se suman los miedos e incertidumbres en relación con el COVID-19 y el hecho de que los hijos -para quienes los tienen- están en la casa, con los deberes escolares correspondientes; entre otras dificultades que estamos experimentando durante este período. Por lo mismo, hemos repetido incansablemente que, si logramos sortear el teletrabajo en las condiciones actuales, su futuro es auspicioso.

Teletrabajo

Pese a todas las condiciones adversa diversas encuestas han buscado evaluar el teletrabajo en este contexto y dan cuenta que una importante mayoría quiere seguir teletrabajando -ya sea de manera total o parcial- en un futuro, lo que demuestra los múltiples beneficios que tiene esta nueva modalidad de empleo y de cuánto viene a mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Y esto nos hace estar optimistas, además, de lo que viene.

La ley de teletrabajo

Fue aprobada con el compromiso de ser evaluada en un año más. Y si bien ha tenido una buena acogida, debemos seguir trabajando para mejorar. Es efectivo que el éxito de esta modalidad depende en un buen porcentaje de la ley que lo regule, sin embargo, también depende del necesario cambio cultural del que todos debemos ser parte. Es imperativo mejorar las confianzas en las relaciones laborales y el respeto a los límites. Debemos procurar entregar a nuestros trabajadores las condiciones adecuadas para el desarrollo de sus funciones. Debemos colaborar para avanzar en una adaptabilidad que beneficie al mundo del trabajo y que nos permita seguir levantando alternativas que aseguren y protejan los empleos. En síntesis, que el trabajo se adapte a la vida y no la vida al trabajo.

Cambios

Así, el mundo de trabajo está cambiando velozmente, y para siempre, por lo que debemos ir al día con los cambios que se requieren. Sólo de esta manera podremos asegurar las bondades que este progreso trae para los trabajadores y para nuestro país; y sólo así podremos, en la contingencia, hacer frente con más herramientas las dificultades a las que esta pandemia nos ha enfrentado.

Por

Fernando Arab

Subsecretario del Trabajo

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